La toxina botulínica, más conocida como botox, es uno de los tratamientos más usados en el mundo de la medicina estética para el rejuvenecimiento facial. No obstante, algunas personas le tienen miedo a este producto, ya que se han dejado influenciar por diferentes mentiras que se han esparcido al respecto.
Por eso, hoy vengo a desmentir los mitos más comunes alrededor de la toxina botulínica, y así te enteres de todos los beneficios que puedes obtener de este tratamiento estético.
¿Qué es la toxina botulínica?
Antes de que desmintamos estos mitos, debes saber que la toxina botulínica (o botox) es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum. Su principal mecanismo de acción es inhibir la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor clave en la contracción muscular, lo que provoca una relajación en los músculos.
Como ya te lo había mencionado, el botox es usado en la medicina estética para disminuir la apariencia de algunas arrugas y líneas de expresión al relajar los músculos faciales.
A pesar de esto, las personas no conocen la forma de acción de la toxina botulínica, por lo que se han creado muchas mentiras alrededor de sus efectos o resultados.
Mito 1: «La toxina botulínica deja la cara sin expresión»
Cuando se aplica correctamente y en dosis adecuadas, la toxina botulínica puede suavizar las arrugas sin eliminar la capacidad de mostrar emociones. Un buen profesional ajustará la cantidad y ubicación de las inyecciones para mantener una apariencia natural.
Por eso, si deseas acudir a este tratamiento, puedes agendar una consulta con la doctora Sandra Beltrán, quien te puede asegurar un tratamiento seguro con resultados satisfactorios.
Mito 2: «Es peligroso y tóxico»
Aunque la toxina botulínica es potente, en las pequeñas dosis usadas en tratamientos médicos y estéticos es segura. Su uso está aprobado por organizaciones de salud en muchos países, y los efectos adversos graves son muy raros cuando la administra un profesional capacitado.
Muchas personas cometen el error de no verificar que quien administre el tratamiento sea un médico certificado, por lo que terminan siendo víctimas de reacciones secundarias que no deberían de suceder. Por eso, es importante constatar que el servicio sea ofrecido por un profesional con experiencia.
Mito 3: «Causa adicción»
La toxina botulínica no causa adicción física, ya que no actúa sobre los sistemas de recompensa o placer, como lo hacen otras sustancias. Por lo tanto, el botox se limita a bloquear temporalmente la liberación de acetilcolina en los nervios que controlan los músculos, sin alterar el cerebro ni las emociones de esta manera.
De la misma forma, sus efectos son temporales, por lo que no generan una sensación de abstinencia, La decisión de seguir con el tratamiento depende de la decisión del paciente y las recomendaciones del profesional.
Para evitar caer en esta desinformación, es importante que te asesores con un profesional que tenga formación certificada, como la doctora Sandra, quien posee conocimientos profundos sobre la materia. Puede comunicarse con su equipo en el siguiente link para tener una mejor orientación.